Las dos Enriquetas finalmente se reunieron hace dos semanas en Tepito, el famoso barrio de la Ciudad de México. Para aquellos que no han estado siguiendo el desarrollo del mayor del nuevo movimiento religioso de mayor crescimiento en las Américas, las Enriquetas son las dos principales líderes de la Santa Muerte en México. Enriqueta Romero, cariñosamente conocida como Doña Queta, es la pionera devocional que involuntariamente transformó una práctica oculta, conocida por muy pocos mexicanos, en la devoción creciente que reclama de unos 10 a 12 millones miembros, la mayoría no solo en México, Centroamérica y Estados Unidos, sino también en los cuatro rincones del mundo. Fue el hecho de colocar la estatua de tamaño natural de la santa esqueletica en la acera frente a su modesta casa en Halloween del 2001, que marcó la salida pública de la santa popular clandestina.

La otra Enriqueta, con el apellido Vargas, quien inició la visita a Doña Queta, es la evangelista de la Muerte. En su templo de la Santa Muerte Internacional en las polvorientas orillas de la Ciudad de México, Vargas predica carismáticamente las buenas nuevas de la Santa Muerte a ex-prisioneros, góticos, amas de casa y otros que ven a la Flaquita como su protectora y proveedora en las arduas inmediaciones de la clase popular en la Ciudad de México. A diferencia de la pionera en Tepito que ha sido veneradora de  la santa muerte desde que era una niña, Vargas sólo se convirtió en una creyente de la Huesuda después de que su hijo Jonathan Vargas, alias Comandante Pantera, fue asesinado con una lluvia de 150 balas que penetraron en su Escalade en julio del 2008.

El Comandante Pantera había fundado el templo de la Santa Muerte en Tultitlán y erigió la estatua más grande del mundo de la santa esqueletica, con unos 23 metros de altura, gigantesca estatua de fibra de vidrio que se cierne más grande que la vida sobre el barrio. Fue su batalla incansable por encontrar a los asesinos de su hijo que llevaron a  Enriqueta Vargas a los brazos de consuelo de la Huesuda. En los siete años transcurridos desde la muerte de su hijo ha atraído a cientos de nuevos devotos a su templo y ha viajado extensamente por todo México e incluso a Nueva York tratando de unir a diversos templos y santuarios.

Y aunque yo nunca había oído hablar ni bien ni mal de lo que las Enriquetas hablan respectivamente una de la otra, siempre había asumido que la rivalidad les había mantenido separadas. Doña Queta, de unos 70 años y habiendo vencido recientemente cáncer de pulmón, no está interesada en ampliar sus operaciones y convertirse en un líder nacional. En contraste, la magnética Enriqueta Vargas es dueña de un autobús que la ha llevado en una gira a Playa del Carmen, a los estados de Hidalgo, Morelos y más allá. Vargas es elocuente, enérgica y dispuesta a hacer batalla con la Iglesia y el Estado para defender la libertad de adorar a la santa esqueletica, que ha sido condenada tanto por la Iglesia católica en México como por el propio Vaticano. Una inconformista, Vargas ha introducido algunas inovaciones rituales en su templo, que no se practican en Tepito. Bodas y bautizos en el nombre de la Santa Muerte son las dos más importantes que no sólo se realizan en su templo, sino también en las prisiones que ella visita una vez por semana.

La razón aparente de la visita de Vargas al famoso santuario de Tepito era de dar a Doña Queta un regalo que la pionera de la Santa Muerte en la ciudad de Nueva York, Arely Vázquez, había dado a Vargas para su entrega a Doña Queta cuando estuvieron juntas en la fiesta anual de Vázquez en Queens. Vázquez, una mexicana transexual que ha desarrollado un seguimiento considerable en Queens, llamó por teléfono para hablar con las Enriquetas durante su encuentro histórico en Tepito. Después de superar la emoción, las tres se comprometieron a mantenerse en contacto, y Doña Queta sermoneo a  Vargas sobre la importancia de cuidar su salud, para que no terminara prematuramente en los brazos de la Dama de las Sombras.

Más allá de la importancia histórica de la primera reunión de las principales figuras del nuevo movimiento religioso de mayor crecimiento en el hemisferio occidental, el encuentro también pone de relieve la importancia primordial de género en la devoción a la muerte. Junto con Arely Vázquez, las tres principales líderes devocionales son mujeres, y la santa misma es considerada de manera uniforme femenina, hasta tiene apodos tales como ‘niña’ niña blanca, niña bonita y flaquita. Después de haber estudiado la devoción por los últimos seis años, también he observado que las mujeres y las niñas superan a los varones significativamente en los santuarios y altares públicos.

La naturaleza femicentrica de la devoción a la Santa Muerte, por supuesto, ofrece continuidad con el mayor paisaje católico de México dominado por la expresión más popular del mundo de María, la Virgen de Guadalupe. Una frase escuchada frecuentemente en México es que los mexicanos son 90% católicos, pero 100% guadalupanos. Que mujeres devotas están venerando una santa femenina y asumiendo posiciones de liderazgo en los más altos niveles del movimiento es un gran contraste con la Iglesia y el Estado en México donde no pueden convertirse en clérigos y nunca han llegado a ser presidente de la república. En un país plagado por el sexismo y hasta el femicidio, la devoción a la muerte es uno de los pocos espacios más allá de la casa dónde las mujeres mexicanas ejecutan su propio espectáculo.

Traducido del ingles por Fabiola Chesnut

 

2 thoughts on “Las Dos Mayores Líderes de La Santa Muerte en México Finalmente Se Conocen

  1. Estoy empezando a conocer a la Hermosa Dama de Las Sombras y tengo de vivo en Una pequena ciudad en un pueblito en California .y tambien me encantaria hacerle Su templo .para q la conoscan POR aca ..

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  2. Two VERY different ladies, with very different takes on devotion. Personally I feel the sincere and humble like our prayers[with ZERO BS accepted]…

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